Al llegar a mi casa, todo está desierto y hay un silencio eterno que alguien rompé, sin piedad.
Es un hombre alto y canoso que me echa de la que ahora es su propiedad.
Andando por las calles de un pueblo triste y solitario, voy sin rumbo.
Sólo busco a mi familia o alguien que conozca y me guie hacía mi felicidad.
Pregunto y pregunto, pero nadie tiene la respuesta que deseo.
Nadie me conoce, ni nadie sabe de quién hablo, todo el mundo es malo conmigo y no me quieren ayudar.
No encuentro a nadie, ya ni si quiera los sitios que conocía.
Me siento sola y perdida en un mundo sin consuelo, en el que a nadie le importo y nadie me conoce.
Lo he perdido todo.
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