lunes, 20 de enero de 2014

Cuento: El día de los Reyes Magos

Seis de enero del 1999. Por fín era el día de los Reyes Magos. Mi día favorito.
Lo tenía todo planeado para que fuera el día perfecto: Primero, el momento más esperado de todos
¡ Abrir los regalos ! Abriría los de mi casa, después iría a recoger los regalos de las casas de mis primos y todos jugaríamos con nuestros regalos y nos los prestaríamos. Luego iríamos a comer a un buen restaurante toda la familia y comeríamos muy bien. Entonces los niños patinaríamos sobre hielo y mientras tanto los mayores se tomarían un café. Esta es la peor parte, cada uno se va a su casa, pero ¡ Juega con sus regalos !
Todo fue según lo previsto, me trajeron un montón de regalos el mejor un i-Pad, cuando lo ví no me lo creí. Los Reyes se portaron bastante bien conmigo y con mis primos todos nos divertimos mucho jugando con nuestros regalos. Después comimos en un restaurante la comida estaba exquisita y nos reimos mucho durante la comida. Luego patinamos y patinamos sobre hielo imaginándonos que fuéramos patinadores profesionales y hicimos un campeonato con todos los niños que había allí. Cuando se acabó el tiempo nadie se quería bajar, porque nos lo habíamos pasado tan bien, que nadie se quería ir a su casa. Pero los mayores tenían una sorpresa, ¡ Íbamos a ver un espectáculo sobre hielo del rey León ! ¡ Mi película favorita ! El día no podía ser mejor, o si ¡ Mi prima se quedó a dormir en mi casa! Era el mejor día de mi vida.
Por la noche, mi prima ya estaba dormida, y yo miraba las estrellas a través de la ventana. De repente pasa una estrella fugaz y pido un deseo:
- Ojalá que siempre fuera este día.
A la mañana siguiente mi prima me levanto y  ví con mis propios ojos como mi deseo se había hecho realidad, todo estaba lleno de regalos de nuevo y estábamos muy contentos, de que de nuevo fuera el día de los Reyes Magos. Tenía nuevos regalos con los que jugué con mis primos, hasta que comimos en el mismo restaurante la misma comida, patinamos de nuevo y como la otra vez vimos el espectáculo. Entonces convencí a mi madre de que mi prima se quedara a dormir en mi casa.
Durante muchos días ocurrió lo mismo, ya empezábamos a cansarnos de hacer lo mismo y intentábamos cambiar el día, pero era imposible. Estábamos atrapados en el tiempo. A la gente ya no le cabían los regalos en la casa, no había suficiente dinero para pagar esas comidas tan caras...
Ya no aguantábamos más.
Entonces estuve pensando en sí existiría alguna manera de que dejará de ser este día y transcuyera el tiempo. Estuve toda la noche dándole vueltas a la cabeza, hasta que apareció de nuevo la estrella fugaz. Entonces no dudé en pedir mi deseo.
- Oh estrellita, tu que cumpliste mi deseo ya una vez, será la última vez que te pida un deseo si lo cumples. Por favor, que deje de ser el día de Reyes y el tiempo vuelva a transcurrir de manera natural.
No pude pegar ojo en toda la noche por la preocupación de que no se cumpliera mi deseo, pero mi estrella no me falló. A la mañana siguiente era el día después de Reyes y nadie se acordaba de lo que había pasado, solamente yo.

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